Anina, no sé si lo entiendo bien: Se supone que defiendes a alguien por un delito del 153 y lo que tú quieres es que quede en falta del 620, pero como es una de las personas del 173 la cosa está complicada.
Buenas; ¿sabe alguien qué puñetas puede ser una falta de vejaciones injustas de carácter leve cuando la víctima es una de las del 173.2? (art. 620.2 C.P) Es que mañana tengo un JR, sostengo que ha habido vejaciones leves pero tal y como están redactados el 153 y el 173 no encuentro nada que pueda encajarse como falta. Y me da pereza abrir un post.
Antes de que se me olvide, Jan, ¿Andas por aquí?. Es que aparece en la prensa el asunto de una señora desterrada por dar de comer a las palomas que comentaste en el post de los grillos (PH) y como parece que hubo quien no te creyó, acabo de colgar las noticias. Sería mucha casualidad que fueran dos casos distintos, pero en la base de datos no me aparece la sentencia de la Audiencia.
Barbara, ¿sibarita yo?, nada más lejos de la realidad. Con un bocata de pan de leña con chorizo frito soy feliz.
Ya salió la sentencia del juicio de faltas del qu e salí hundida: 180 € (pedían 450). Estoy esperando a que me la traiga el cliente para apelar. Es mi batalla personal contra la discriminación basada en la indumentaria.
Un inglés, un francés y un español están tomando un café en una terraza, cuando el inglés ve en una mesa cercana un hombre que le resulta familiar. Se acerca a él y le dice:
- Tú eres Dios, ¿verdad? - Quita hombre, claro que no.
- Que sí, que sí, que tu eres Dios, se te nota en el pelo largo, la barba, la toga que llevas, esa corona de espinas... claro que sí. - Vale, sí que soy Dios, pero no lo difundas porque estoy cansado de resolverle a la gente milagros.
- Hombre, pues no estaría mal que a mi me arreglases la artrosis porque estoy fatal de las rodillas. - Mira, si juras por mi que no lo vas a decir te lo concedo.
- Trato hecho.
El Señor le toca con su mano y en ese momento el inglés nota un alivio tremendo. Se vuelve a la mesa que compartía con el francés y el español y les cuenta lo sucedido, con resultas que el francés se levanta a pedirle otro favor a Dios. Ocurre lo mismo con el francés salvo que a éste le arregla un ojo de cristal que tenía. Vuelve a la mesa y le cuenta al español lo sucedido.
Siguen los tres con su café y Dios en la mesa de al lado comiéndose la olla pensando por qué no va el español a pedirle un milagro. En esto que Dios no puede más con la intriga, (un español no puede dejar pasar nada que sea gratis) y se acerca a la mesa diciendo: - Hijo, ¿Cómo es que sabiendo que soy Dios no vienes a pedirme que acabe con tus males, eres acaso tan feliz que no necesitas de mí?
Dice esto en el momento en que apoya su mano sobre el hombro del español.
- Ehh, ehh, sin tocar, que estoy cobrando la baja, no vayamos a joderla ahora.
Durante una audiencia en el juzgado se genera una disputa y el fiscal le grita al abogado defensor: -Usted es un ladrón. El defensor le contesta al fiscal: -Y usted es un vendido. Luego el juez dice: -Ya que las partes se han identificado correctamente, sigamos con la audiencia...
Después de una larga enfermedad, una mujer muere y llega a los portones del Cielo. Mientras espera por San Pedro, ella ve a través de las rejas a sus padres, amigos y todos los que habían partido antes que ella, sentados a una mesa, apreciando un banquete maravilloso.
Cuando San Pedro llega, ella le comenta:
- ¡Qué lugar tan lindo! ¿Cómo hago para entrar? - Yo voy a decir una palabra. Si Ud. la deletrea correctamente la primera vez, Ud. entra; si se equivoca, va directo al infierno -respondió él. - Ok, ¿Cuál es la palabra? - AMOR.
Ella la deletreó correctamente y paso por los portones.
Un año después, San Pedro le pidió que vigilase los portones aquel día. Para su sorpresa, aparece el marido.
- ¡Hola, qué sorpresa! -dice ella- ¿Cómo estás? - ¡Ah! Pues he estado muy bien desde que falleciste. Me casé con aquella bella enfermera que te cuidó, gané la lotería y me hice millonario. Vendí la casa donde vivíamos y compré una mansión. Viajé con mi esposa por todo el mundo. Justo estábamos de vacaciones cuando decidí ir a esquiar. Me caí... el esquí me cayó en la cabeza y aquí estoy. ¿Cómo hago para entrar?
- Yo voy a decirte una palabra. Si la deletreas correctamente la primera vez puedes entrar, si no, vas directo al infierno -respondió ella. - OK, ¿Cuál es la palabra?
Un hombre muere y va al infierno. Allí descubre que hay un infierno para cada país.
Va primero al infierno alemán y pregunta: ¿Qué te hacen acá?
- Aquí primero te ponen en la silla eléctrica por una hora, luego te acuestan en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.
Al personaje no le gustó nada y se fue a ver en qué consistían los otros infiernos.
Tanto el infierno estadounidense como el ruso y el resto de infiernos de distintas naciones hacían lo mismo; entonces, ve que en el infierno español hay una larga cola llena de gente esperando entrar.
Intrigado, pregunta al último de la fila: ¿Qué es lo que hacen acá?
- Aquí te ponen en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo español y te da latigazos.
- Pero es exactamente igual a los otros infiernos, ¿Por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?
- Porque nunca hay luz, la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron todos y el diablo viene, firma y se va.
hoy como fuera. comeré pescado, al contrario que Anfer, a mí se me va a poner cara de ternera....de postre un heladito, has probado el de hagen das, dulce de leche? ñam, ñam, que ricooooo! me marcho yo tambien. besitiossss mil.