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Estiman apelación

2 Comentarios
 
Estiman apelación
18/01/2007 03:37
Queridos foristas. La AP de Albacete me ha estimado un recurso de apelación en materia de riña mutuamente aceptada. Os la colgaré pronto. Igualmente aprovecharé para colgaros el artículo que va a salir publico este viernes en el periódico. Lo he escrito sobre un aspecto de la prisión de Albacete que me repele. Si en cuando lo leais en vuestras ciudades pasa lo mismo, me encantaría saber vuestra opinión. Un abrazo.
18/01/2007 13:28
Os pego el artículo que he hecho para el periódico que saldrá publicado este viernes. Dadme vuestras opiniones, guapeton@s.

La cabina acristalada

MARÍA DEL CARMEN VASCO MOGORRÓN
ABOGADA DERECHO PENAL
maicavasco@ono.com

El otro viernes, como de vez en cuando toca, tuve que desplazarme al Centro Penitenciario La Torrecica, para pasar consulta a los internos que a tal fin me lo solicitan y, en consecuencia, cuya defensa tengo encomendada.
He leído y soy partícipe de algunas críticas que ha recibido este centro de reclusos, a causa de su exagerada masificación y por albergar casi el doble de presos de los que realmente podría, doblando de este modo su capacidad de habitabilidad.
Sin embargo, no es mi intención incidir sobre este aspecto negativo, suficientemente conocido por las autoridades competentes, o eso espero, y ojalá pronto se le ponga un remedio a esta situación, para que los internos no tengan que vivir en un régimen de masificación, mezclados unos con otros, lo que, hasta donde yo puedo llegar, puede perjudicar notablemente el tratamiento penitenciario y desconocer con amplitud la reeducación y reinserción social, hacia donde ha de dirigirse el cumplimiento de las penas que privan a los ciudadanos de su libertad.
Hay algo que, cada vez que voy a La Torrecica, me llama poderosamente la atención y que, a mi entender, no sólo denigra la dignidad de los propios internos penitenciarios, sino también de los profesionales externos, los cuales, en cumplimiento de nuestros deberes profesionales, nos tenemos que desplazar a este lugar, para comunicarnos con nuestros clientes, planificar nuestras defensas y prepararnos para los futuros juicios.
Me refiero concretamente a cómo está pensado y organizado el espacio de comunicación entre internos y abogados.
Se trata de una sala, no excesivamente grande, que cuenta con cabinas acristaladas en paralelo, colocadas en toda su anchura.
La cabina que ocupamos los letrados no creo que tenga más de dos metros cuadrados. Está provista de una mesa y una silla típica de cuando en mis mejores tiempos iba al colegio, sólo que antes no tenía la estatura de la que afortunadamente gozo ahora, y, por tanto, la estancia allí no puede ser más incómoda ni hacerse más insoportable.
No quiero incidir en el estado lamentable en que se suelen encontrar las mesas y las sillas; yo creo que fueron desahuciadas de algún colegio por razones estéticas y necesidades de renovación, las cuales han terminado en las cabinas de abogados de este centro penitenciario, no sé si porque no nos merecemos, ni los profesionales ni los internos, un lugar más digno en el que poder desarrollar nuestro trabajo los primeros, e intentar solucionar su futuro los segundos.
Cuando por fin consigo sentarme, que no es poco, y superar la sensación claustrofóbica que me invade durante los primeros minutos, puesto que apenas me puedo ni mover, se procede en otra sala a entrar de golpe a todos los internos a los que tengo que entrevistar, siempre los veo de pie, no sé si es porque no hay sillas, y van entrando uno por uno, conforme los voy llamando, a la cabina cristalizada que tengo justo enfrente, con las mismas características que la ya descrita.
A ambos nos separa un enorme cristal con unos diminutos agujeros, que están taponados por el polvo, con lo cual no nos queda otro remedio que mantener nuestro diálogo casi voceándonos a través de la lámina.
A veces incluso me pregunto si ellos me oirán, porque francamente a mí en ocasiones me cuesta.
Aparte de todo, todos los internos que esperan su turno para entrar en esta cabina tan estrecha como un tubo de probeta están al mismo tiempo escuchando toda la conversación que el abogado va manteniendo con cada uno de ellos, enterándose, en consecuencia, de qué viene siendo acusado cada uno de sus compañeros y cualquier particularidad del juicio o intimidades que, a mi entender, sólo incumben al interno y al profesional que lo asiste.
Sería, por tanto, de desear que pronto se habilitaran salas específicamente destinadas para las entrevistas de los abogados con los internos, y no tengamos que prepararnos el futuro de los ciudadanos en estas condiciones infrahumanas con pupitres incluidos.
18/01/2007 13:29
Macho, me vais a perdonar por mi forma de expresarme en el primer mensaje, lo acabo de leer y he flipado. Realmente ayer estaba agotada. ja ja y ja.
Estiman apelación | PorticoLegal
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Estiman apelación
18/01/2007 03:37
Queridos foristas. La AP de Albacete me ha estimado un recurso de apelación en materia de riña mutuamente aceptada. Os la colgaré pronto. Igualmente aprovecharé para colgaros el artículo que va a salir publico este viernes en el periódico. Lo he escrito sobre un aspecto de la prisión de Albacete que me repele. Si en cuando lo leais en vuestras ciudades pasa lo mismo, me encantaría saber vuestra opinión. Un abrazo.
18/01/2007 13:28
Os pego el artículo que he hecho para el periódico que saldrá publicado este viernes. Dadme vuestras opiniones, guapeton@s.

La cabina acristalada

MARÍA DEL CARMEN VASCO MOGORRÓN
ABOGADA DERECHO PENAL
maicavasco@ono.com

El otro viernes, como de vez en cuando toca, tuve que desplazarme al Centro Penitenciario La Torrecica, para pasar consulta a los internos que a tal fin me lo solicitan y, en consecuencia, cuya defensa tengo encomendada.
He leído y soy partícipe de algunas críticas que ha recibido este centro de reclusos, a causa de su exagerada masificación y por albergar casi el doble de presos de los que realmente podría, doblando de este modo su capacidad de habitabilidad.
Sin embargo, no es mi intención incidir sobre este aspecto negativo, suficientemente conocido por las autoridades competentes, o eso espero, y ojalá pronto se le ponga un remedio a esta situación, para que los internos no tengan que vivir en un régimen de masificación, mezclados unos con otros, lo que, hasta donde yo puedo llegar, puede perjudicar notablemente el tratamiento penitenciario y desconocer con amplitud la reeducación y reinserción social, hacia donde ha de dirigirse el cumplimiento de las penas que privan a los ciudadanos de su libertad.
Hay algo que, cada vez que voy a La Torrecica, me llama poderosamente la atención y que, a mi entender, no sólo denigra la dignidad de los propios internos penitenciarios, sino también de los profesionales externos, los cuales, en cumplimiento de nuestros deberes profesionales, nos tenemos que desplazar a este lugar, para comunicarnos con nuestros clientes, planificar nuestras defensas y prepararnos para los futuros juicios.
Me refiero concretamente a cómo está pensado y organizado el espacio de comunicación entre internos y abogados.
Se trata de una sala, no excesivamente grande, que cuenta con cabinas acristaladas en paralelo, colocadas en toda su anchura.
La cabina que ocupamos los letrados no creo que tenga más de dos metros cuadrados. Está provista de una mesa y una silla típica de cuando en mis mejores tiempos iba al colegio, sólo que antes no tenía la estatura de la que afortunadamente gozo ahora, y, por tanto, la estancia allí no puede ser más incómoda ni hacerse más insoportable.
No quiero incidir en el estado lamentable en que se suelen encontrar las mesas y las sillas; yo creo que fueron desahuciadas de algún colegio por razones estéticas y necesidades de renovación, las cuales han terminado en las cabinas de abogados de este centro penitenciario, no sé si porque no nos merecemos, ni los profesionales ni los internos, un lugar más digno en el que poder desarrollar nuestro trabajo los primeros, e intentar solucionar su futuro los segundos.
Cuando por fin consigo sentarme, que no es poco, y superar la sensación claustrofóbica que me invade durante los primeros minutos, puesto que apenas me puedo ni mover, se procede en otra sala a entrar de golpe a todos los internos a los que tengo que entrevistar, siempre los veo de pie, no sé si es porque no hay sillas, y van entrando uno por uno, conforme los voy llamando, a la cabina cristalizada que tengo justo enfrente, con las mismas características que la ya descrita.
A ambos nos separa un enorme cristal con unos diminutos agujeros, que están taponados por el polvo, con lo cual no nos queda otro remedio que mantener nuestro diálogo casi voceándonos a través de la lámina.
A veces incluso me pregunto si ellos me oirán, porque francamente a mí en ocasiones me cuesta.
Aparte de todo, todos los internos que esperan su turno para entrar en esta cabina tan estrecha como un tubo de probeta están al mismo tiempo escuchando toda la conversación que el abogado va manteniendo con cada uno de ellos, enterándose, en consecuencia, de qué viene siendo acusado cada uno de sus compañeros y cualquier particularidad del juicio o intimidades que, a mi entender, sólo incumben al interno y al profesional que lo asiste.
Sería, por tanto, de desear que pronto se habilitaran salas específicamente destinadas para las entrevistas de los abogados con los internos, y no tengamos que prepararnos el futuro de los ciudadanos en estas condiciones infrahumanas con pupitres incluidos.
18/01/2007 13:29
Macho, me vais a perdonar por mi forma de expresarme en el primer mensaje, lo acabo de leer y he flipado. Realmente ayer estaba agotada. ja ja y ja.