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La ludopatía se calificará como dolencia, pero no la adicción a internet o la alienación parental. Timidez y tristeza ¿trastornos mentales?

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La ludopatía se calificará como dolencia, pero no la adicción a internet o la alienación parental. timidez y tristeza ¿trastornos mentales?
24/04/2012 01:39
http://www.elcomercio.es/v/20120423/asturias/timidez-tristeza-trastornos-mentales-20120423.html
ASTURIAS
Timidez y tristeza, ¿trastornos mentales?
23.04.12 - 03:37 - LAURA FONSECA | GIJÓN.
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Profesionales asturianos y asociaciones de familiares y usuarios discrepan con la tendencia a «medicalizar los sentimientos»
El nuevo manual de enfermedades que elabora la
Asociación Americana de Psiquiatría genera polémica
La ludopatía se calificará como dolencia, pero no la adicción a internet o la alienación parental
Gregorio Marañón, Albert Einstein, Jorge Luis Borges, Alfred Hitchcock, Emily Dickinson. ¿Qué tienen en común estos personajes históricos? Además del hecho de haber destacado en cada una de las ciencias y las artes que practicaban, todos ellos eran grandes tímidos. Algunos, incluso, sufrían de una marcada melancolía o tristeza. A los ojos de la psiquiatría actual, al menos de una de las corrientes que parece querer imponerse, seguirían siendo genios, pero genios con una enfermedad mental. Porque, si nadie lo remedia, la timidez y la tristeza van camino de convertirse en un trastorno psiquiátrico. Lo debate actualmente la Asociación Americana de Psiquiatría (la APA), que sopesa incluir estas dos situaciones como nuevas dolencias de la psique.
La potente APA, que agrupa a más de 36.000 psiquiatras, elabora un nuevo manual de clasificación de enfermedades psiquiátricas. El futuro 'DSM V' (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) estudia incluir como posibles patologías emociones y situaciones de la vida cotidiana como son la timidez, la tristeza por duelos o, también, la rebeldía adolescente. La propuesta de los popes de la psiquiatría mundial ha levantado ampollas, incluso en España y en Asturias, donde varios profesionales se han sumado a las protestas contra la APA que se materializarán el 5 de mayo, durante un congreso de psiquiatría que se celebrará en Filadelfia (Estados Unidos).
11.000 firmas contrarias
El manual de la asociación americana está considerado como la biblia entre los profesionales de la salud mental. Hasta la publicación del DSM III, «la práctica psiquiátrica era algo artesanal y modesto», recuerda el psiquiatra gijonés Guillermo Rendueles. Pero en la actualidad los diagnósticos de la APA suelen utilizarse -al menos en el país de Barak Obama- para determinar quién es y quién no es paciente psiquiátrico. Son muchas las voces, más de 11.000 hasta la fecha, que cuestionan que se intente «medicalizar situaciones y emociones de la vida cotidiana». Guillermo Rendueles y Paz Arias, psicóloga clínica del Sespa y vicepresidenta de la Asociación Asturiana de Neuropsiquiatría y Salud Mental, se han sumado al documento crítico que circula por redes sociales.
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24/04/2012 01:40
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Lo han hecho, aclaran, a título individual, pero sobre todo porque están en deseacuerdo con «psiquiatrizar la vida cotidiana», indica Rendueles, que también pasa consulta en el Servicio de Salud. Para este profesional, «cada edición del DSM da una especie de patente de corso para intervenir como expertos en todos los territorios de la vida diaria». Similar opinión muestra Paz Arias, que asegura que «llevamos tiempo en que cualquier actitud, conducta o comportamiento puede ser etiquetado como enfermedad. Algunas preocupaciones que antes se resolvían en el ámbito privado, ahora se psiquiatrizan o psicologizan. Nos venden que la felicidad existe y que se puede comprar en una farmacia», opina.
Julio Bobes, director del área clínica de Psiquiatría del HUCA y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, matiza un poco las críticas y afirma que sólo se incorporarán como nuevos trastornos aquellas situaciones que «dispongan de suficiente literatura y evidencia científica para convertirse en entidades nosológicas». El catedrático, que será uno de los pocos asturianos que estará en el congreso de Filadelfia, pone algún ejemplo: «Si una persona es tímida, pero eso no le impide relacionarse con los demás, no estamos ante una patología. Ahora, si el paisano no puede salir de casa ni ir al quiosco, hablamos de una timidez que bordea la fobia social».
Riesgo de psicosis
Asturias, precisa este profesional, no suele utilizar el DSM a la hora de catalogar las dolencias mentales, sino el CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfemerdades) de la OMS, también en proceso de revisión. Una de las patologías que a buen seguro entrará en el futuro manual americano de psiquiatría, y sobre la que no hay mayor controversia, es la ludopatía. A punto estuvo también de incorporarse la adicción a internet, pero cayó «por falta de evidencias científicas», expone Bobes. Lo mismo ocurrió con el mediático y litigioso síndrome de alienación parental, presente en muchas sentencias de divorcio y problemas de patria potestad. Es cuando uno de los hijos desarrolla -se supone que por presión de unos de los padres- una predisposición contraria contra uno de los progenitores. «Este síndrome no se va a incorporar, a pesar de que se lleva hablando de él más de 20 años», indicó Bobes.
Desde la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias (Afesa) se teme que «se acaben medicalizando situaciones normales de la vida, sentimientos. Ser tímido no es una patología, sino una forma de estar en el mundo», opina su presidente Nel Angielu González Zapico. «Nos preocupa que se acabe etiquetando como enfermedad todo lo que se salga de la pauta». Para los familiares de afectados, «es más importante trabajar por un diagnóstico precoz y porque los tratamientos lleguen a todos los enfermos, que en incrementar injustificadamente el número de posibles trastornos psiquiátricos».
Porque estar triste por la muerte de un familiar «es normal. Lo contrario sería preocupante», puntualiza el psiquiatra José García, que durante años llevó el servicio de psiquiatría de enlace del HUCA. El debate que hay entorno a la APA no es baladí. «Se incluyen temas de alcance, como la creación de un nuevo síndrome, el de riesgo de psicosis». Este es precisamente uno de los puntos más controvertidos, abunda Paz Arias «por lo que supone de riesgo estigmatizador». El cambio en la catalogación de trastornos mentales «abre la posibilidad a etiquetar como enfermos a millones de timidos, de tristes o de rebeldes», indica ahora José García. Eso se traduciría «en más consumo, más fármacos. Son situaciones que mueven mucho dinero y muchos intereses», más allá de la mera enfermedad.
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La ludopatía se calificará como dolencia, pero no la adicción a internet o la alienación parental. timidez y tristeza ¿trastornos mentales?
24/04/2012 01:39
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Timidez y tristeza, ¿trastornos mentales?
23.04.12 - 03:37 - LAURA FONSECA | GIJÓN.
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Profesionales asturianos y asociaciones de familiares y usuarios discrepan con la tendencia a «medicalizar los sentimientos»
El nuevo manual de enfermedades que elabora la
Asociación Americana de Psiquiatría genera polémica
La ludopatía se calificará como dolencia, pero no la adicción a internet o la alienación parental
Gregorio Marañón, Albert Einstein, Jorge Luis Borges, Alfred Hitchcock, Emily Dickinson. ¿Qué tienen en común estos personajes históricos? Además del hecho de haber destacado en cada una de las ciencias y las artes que practicaban, todos ellos eran grandes tímidos. Algunos, incluso, sufrían de una marcada melancolía o tristeza. A los ojos de la psiquiatría actual, al menos de una de las corrientes que parece querer imponerse, seguirían siendo genios, pero genios con una enfermedad mental. Porque, si nadie lo remedia, la timidez y la tristeza van camino de convertirse en un trastorno psiquiátrico. Lo debate actualmente la Asociación Americana de Psiquiatría (la APA), que sopesa incluir estas dos situaciones como nuevas dolencias de la psique.
La potente APA, que agrupa a más de 36.000 psiquiatras, elabora un nuevo manual de clasificación de enfermedades psiquiátricas. El futuro 'DSM V' (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) estudia incluir como posibles patologías emociones y situaciones de la vida cotidiana como son la timidez, la tristeza por duelos o, también, la rebeldía adolescente. La propuesta de los popes de la psiquiatría mundial ha levantado ampollas, incluso en España y en Asturias, donde varios profesionales se han sumado a las protestas contra la APA que se materializarán el 5 de mayo, durante un congreso de psiquiatría que se celebrará en Filadelfia (Estados Unidos).
11.000 firmas contrarias
El manual de la asociación americana está considerado como la biblia entre los profesionales de la salud mental. Hasta la publicación del DSM III, «la práctica psiquiátrica era algo artesanal y modesto», recuerda el psiquiatra gijonés Guillermo Rendueles. Pero en la actualidad los diagnósticos de la APA suelen utilizarse -al menos en el país de Barak Obama- para determinar quién es y quién no es paciente psiquiátrico. Son muchas las voces, más de 11.000 hasta la fecha, que cuestionan que se intente «medicalizar situaciones y emociones de la vida cotidiana». Guillermo Rendueles y Paz Arias, psicóloga clínica del Sespa y vicepresidenta de la Asociación Asturiana de Neuropsiquiatría y Salud Mental, se han sumado al documento crítico que circula por redes sociales.
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24/04/2012 01:40
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Lo han hecho, aclaran, a título individual, pero sobre todo porque están en deseacuerdo con «psiquiatrizar la vida cotidiana», indica Rendueles, que también pasa consulta en el Servicio de Salud. Para este profesional, «cada edición del DSM da una especie de patente de corso para intervenir como expertos en todos los territorios de la vida diaria». Similar opinión muestra Paz Arias, que asegura que «llevamos tiempo en que cualquier actitud, conducta o comportamiento puede ser etiquetado como enfermedad. Algunas preocupaciones que antes se resolvían en el ámbito privado, ahora se psiquiatrizan o psicologizan. Nos venden que la felicidad existe y que se puede comprar en una farmacia», opina.
Julio Bobes, director del área clínica de Psiquiatría del HUCA y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, matiza un poco las críticas y afirma que sólo se incorporarán como nuevos trastornos aquellas situaciones que «dispongan de suficiente literatura y evidencia científica para convertirse en entidades nosológicas». El catedrático, que será uno de los pocos asturianos que estará en el congreso de Filadelfia, pone algún ejemplo: «Si una persona es tímida, pero eso no le impide relacionarse con los demás, no estamos ante una patología. Ahora, si el paisano no puede salir de casa ni ir al quiosco, hablamos de una timidez que bordea la fobia social».
Riesgo de psicosis
Asturias, precisa este profesional, no suele utilizar el DSM a la hora de catalogar las dolencias mentales, sino el CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfemerdades) de la OMS, también en proceso de revisión. Una de las patologías que a buen seguro entrará en el futuro manual americano de psiquiatría, y sobre la que no hay mayor controversia, es la ludopatía. A punto estuvo también de incorporarse la adicción a internet, pero cayó «por falta de evidencias científicas», expone Bobes. Lo mismo ocurrió con el mediático y litigioso síndrome de alienación parental, presente en muchas sentencias de divorcio y problemas de patria potestad. Es cuando uno de los hijos desarrolla -se supone que por presión de unos de los padres- una predisposición contraria contra uno de los progenitores. «Este síndrome no se va a incorporar, a pesar de que se lleva hablando de él más de 20 años», indicó Bobes.
Desde la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias (Afesa) se teme que «se acaben medicalizando situaciones normales de la vida, sentimientos. Ser tímido no es una patología, sino una forma de estar en el mundo», opina su presidente Nel Angielu González Zapico. «Nos preocupa que se acabe etiquetando como enfermedad todo lo que se salga de la pauta». Para los familiares de afectados, «es más importante trabajar por un diagnóstico precoz y porque los tratamientos lleguen a todos los enfermos, que en incrementar injustificadamente el número de posibles trastornos psiquiátricos».
Porque estar triste por la muerte de un familiar «es normal. Lo contrario sería preocupante», puntualiza el psiquiatra José García, que durante años llevó el servicio de psiquiatría de enlace del HUCA. El debate que hay entorno a la APA no es baladí. «Se incluyen temas de alcance, como la creación de un nuevo síndrome, el de riesgo de psicosis». Este es precisamente uno de los puntos más controvertidos, abunda Paz Arias «por lo que supone de riesgo estigmatizador». El cambio en la catalogación de trastornos mentales «abre la posibilidad a etiquetar como enfermos a millones de timidos, de tristes o de rebeldes», indica ahora José García. Eso se traduciría «en más consumo, más fármacos. Son situaciones que mueven mucho dinero y muchos intereses», más allá de la mera enfermedad.