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padre que abusaba de sus hijos

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Padre que abusaba de sus hijos
27/12/2010 10:04
Si te quedas quietita te juro que no lo hago más. Solo esta vez más, te lo prometo». Después de abusar de su hija, Agustín se sentaba en la cama de la cría y le pedía perdón. Lloraba y mentía a rabiar. La pesadilla de Ana duró de los 5 a los 14 años, cuando lo vomitó en el colegio. La directora del centro y su madre la creyeron y apoyaron. Pero la Justicia quería pruebas y no las había. Agustín sigue siendo ese comercial simpático con alguna raya de más en la nariz que campa a sus anchas por numerosas capitales de provincia vendiendo productos de perfumería. Ana digiere como puede una depresión con la que llegó a bordear el suicidio.
Ahora está saliendo de ella. Con los 25 recién cumplidos, ha enhebrado una relación afectiva con un chico -«el sexo me costó, pero a base de cariño lo he conseguido, creo»- y estudia tercero de Psicología. Pero supura sufrimiento, impotencia e indignación «por culpa de un sistema que ni nos protege ni hace justicia, pese a ser un problema de esta magnitud». Si buscan historias felices, pasen de página. Éstas son tan tristes e invisibles que cuesta creérselas. Porque pasan en casa, con la puerta del dormitorio o del baño cerrada. «Y el temor a contarlo, a romper la familia, a que no te crean es tan grande que te lo guardas», se sinceran la decena de víctimas consultadas para este reportaje.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20101226/mas-actualidad/sociedad/solo-esta-prometo-201012261351.html
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Padre que abusaba de sus hijos
27/12/2010 10:04
Si te quedas quietita te juro que no lo hago más. Solo esta vez más, te lo prometo». Después de abusar de su hija, Agustín se sentaba en la cama de la cría y le pedía perdón. Lloraba y mentía a rabiar. La pesadilla de Ana duró de los 5 a los 14 años, cuando lo vomitó en el colegio. La directora del centro y su madre la creyeron y apoyaron. Pero la Justicia quería pruebas y no las había. Agustín sigue siendo ese comercial simpático con alguna raya de más en la nariz que campa a sus anchas por numerosas capitales de provincia vendiendo productos de perfumería. Ana digiere como puede una depresión con la que llegó a bordear el suicidio.
Ahora está saliendo de ella. Con los 25 recién cumplidos, ha enhebrado una relación afectiva con un chico -«el sexo me costó, pero a base de cariño lo he conseguido, creo»- y estudia tercero de Psicología. Pero supura sufrimiento, impotencia e indignación «por culpa de un sistema que ni nos protege ni hace justicia, pese a ser un problema de esta magnitud». Si buscan historias felices, pasen de página. Éstas son tan tristes e invisibles que cuesta creérselas. Porque pasan en casa, con la puerta del dormitorio o del baño cerrada. «Y el temor a contarlo, a romper la familia, a que no te crean es tan grande que te lo guardas», se sinceran la decena de víctimas consultadas para este reportaje.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20101226/mas-actualidad/sociedad/solo-esta-prometo-201012261351.html