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Estafa?
Se presentó un comprador de fruta en nombre de una empresa, el cliente le firma un documento (con el membrete de la empresa) vendiendo su fruta y recibiendo a cambio un dinero de anticipo.
Se cobra el talón firmado por el comprador (sin sello de la empresa), luego recoge parte de la fruta firmando un nota de entrega (sin sello de la empresa), diciendo que va a recoger la que falta en breve, cosa que nunca hace.
No liquida lo que recoge ni se hace cargo de lo que falta,
El número de teléfono de la empresa está dado de baja y en su domicilio no hay nadie (no se recibe el correo certificado con acuse).
podía ser esto una modalidad de "timo del nazareno", puede constituir estafa???
Gracias.
Se cobra el talón firmado por el comprador (sin sello de la empresa), luego recoge parte de la fruta firmando un nota de entrega (sin sello de la empresa), diciendo que va a recoger la que falta en breve, cosa que nunca hace.
No liquida lo que recoge ni se hace cargo de lo que falta,
El número de teléfono de la empresa está dado de baja y en su domicilio no hay nadie (no se recibe el correo certificado con acuse).
podía ser esto una modalidad de "timo del nazareno", puede constituir estafa???
Gracias.
A propósito del "timo del Nazareno", desde hace tiempo estoy interesado en saber el nombre de una estafa curiosa en la que me hicieron participar, sin enterarme, una vez:
Resulta que yo tenia un comercio, y recibí varios paquetes de mercancía provenientes de un proveedor habitual y sin que yo los hubiera pedido. Los dejé entonces apartados y sin abrir, en espera de que viniera el viajante de dicho proveedor como solía hacer, de cuando en cuando, para reponer las existencias. Y cuando éste vino a los pocos días, me dijo que tenía que recoger unos paquetes que me había enviado su empresa por error. Y efectivamente, allí estaban preparados y sin abrir tal y como los dejé, para que se los llevara. Al mismo tiempo, dicho viajante, con el que ya tenía cierta confianza por sus frecuentes visitas, me pidió que le prestara unos cuantos artículos de los que yo tenía en mi comercio y que le habían faltado para servírselos a otro cliente de una localidad cercana. Con lo cual le evitaría el trastorno de tener que volver a la central de su empresa por los citados artículos. Después, él me los devolvería en la próxima visita que realizara. Y como no eran de mucho valor, no me importó demasiado hacerlo.
Pero más tarde, veo que me vienen por el banco los cargos de la mercancía que me habían enviado por error. Y de mi "amiguete" el viajante así como de los artículos que le presté, "tararí que te ví".
Llamé entonces al director de la empresa contando el caso, y resulta que hacía ya tiempo que habían despedido al viajante de marras. Y desde entonces se había dedicado a hacer aquello, pero no sólo a mi sino a un montón de clientes más. Por supuesto que no pagué la mercancía devuelta, pero tampoco recuperé mis artículos.
El tema era estafar tanto a la empresa como al cliente, quedándose en definitiva y por la cara, con los artículos de los dos.
Resulta que yo tenia un comercio, y recibí varios paquetes de mercancía provenientes de un proveedor habitual y sin que yo los hubiera pedido. Los dejé entonces apartados y sin abrir, en espera de que viniera el viajante de dicho proveedor como solía hacer, de cuando en cuando, para reponer las existencias. Y cuando éste vino a los pocos días, me dijo que tenía que recoger unos paquetes que me había enviado su empresa por error. Y efectivamente, allí estaban preparados y sin abrir tal y como los dejé, para que se los llevara. Al mismo tiempo, dicho viajante, con el que ya tenía cierta confianza por sus frecuentes visitas, me pidió que le prestara unos cuantos artículos de los que yo tenía en mi comercio y que le habían faltado para servírselos a otro cliente de una localidad cercana. Con lo cual le evitaría el trastorno de tener que volver a la central de su empresa por los citados artículos. Después, él me los devolvería en la próxima visita que realizara. Y como no eran de mucho valor, no me importó demasiado hacerlo.
Pero más tarde, veo que me vienen por el banco los cargos de la mercancía que me habían enviado por error. Y de mi "amiguete" el viajante así como de los artículos que le presté, "tararí que te ví".
Llamé entonces al director de la empresa contando el caso, y resulta que hacía ya tiempo que habían despedido al viajante de marras. Y desde entonces se había dedicado a hacer aquello, pero no sólo a mi sino a un montón de clientes más. Por supuesto que no pagué la mercancía devuelta, pero tampoco recuperé mis artículos.
El tema era estafar tanto a la empresa como al cliente, quedándose en definitiva y por la cara, con los artículos de los dos.
